martes, 1 de marzo de 2011

Hilabeteko argazkia. Febrero

A veces, la familiaridad o la fuerza de la costumbre hacen que me olvide de la belleza del paisaje que rodea Somport. Una foto como ésta funciona entonces como un recordatorio. El blanco deslumbrante de las laderas de Loma Verde, con el Aspe y su plumilla de nieve polvo arremolinándose sobre la Arista de los Murciélagos o la presencia dominante de la Llana de la Garganta sobre ese cielo azul, son casi una ofensa en un invierno en el que esas hayas del primer plano apenas han tenido que aguantar el peso de la nieve sobre sus ramas.
 
Supongo que todos los amantes de la montaña tenemos un lugar especial, ese al que nuestra mente nos transporta cuando estamos lejos, atrapados en nuestra vida diaria en la ciudad y queremos tomar aire por un momento, como una bocanada de alivio. Para mí ese lugar está en Somport. Camino de Le Causiat hay un claro de bosque, frente a la Garganta, desde el que se contempla la cabecera del valle del Aspe en todo su esplendor, ése es mi lugar en los días luminosos. Cuando las nubes del Norte se enredan en estas laderas, bajo la nevada que enmudece el paisaje y solo el deslizar de los esquís rompe el silencio, ése es también mi lugar.
 
La verdad es que el entorno, a pesar de su excesiva humanización, es de una belleza soberbia, desde el circo de Rioseta o la Rinconada, bajo la esbelta Zapatilla, hasta este Bosque de las Hayas a los pies del Aspe y las Llanas, que nos muestra Juanjo en su fotografía.


1 comentario:

  1. No sabía yo al sacar la foto, preparándome para la llegada de los corredores (que son los protagonistas siempre), que iba a generar unas reflexiones tan sesudas. Pero bueno, lo que para uno es circunstancial para otro es importante. Así es la vida y menos mal.
    Una reflexión sin más: en vez de sacar fotos del mes de paisajes, creo que deberían ser cosas ligadas al esquí (o su sucedáneo roller), que para eso somos un equipo esquiador.
    Ya hablaremos. Por cierto, me dijeron ayer que como reparatzaile no tienes precio, Rafa. Te debo una.
    Juanjo del Val

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